23.9.16

Antonio Colinas (Encontro com uma rapariga sueca)





CITA CON UNA MUCHACHA SUECA
ENTRE EL SENA Y LOS CAMPOS ELÍSEOS



Mis ojos eran dos nostálgicas panteras.
¿Cómo era aquella luz que endiosaba mis horas?
Agria luz esmeralda del Ganjes y del Nilo.
La luz de las manzanas salpicadas de lluvia.
La luz que hay en las puertas con picaportes de oro.
La luz que hay en los párpados de las águilas muertas.
Yo esperaba tus ojos con ojeras violáceas
mientras callaban todas las fuentes y en el cielo
mastines de azabache olfateaban las nubes.
(Qué festín el del cielo, qué gran fruto podrido)
Escuchando la lluvia que cesaba en los techos
de cinc, con los cabellos mojados, olorosos
aún por los pinares del Grand Bois de Boulogne,
-las manos escocidas de remar en el lago-
esperando en el pórtico umbroso del museo,
con los pies en la alfombra llena de vino y faunos,
quieto entre las columnas, pálido, distraído
por el gas enfermizo de aquel primer farol,
y por los carruajes, fúnebre y aristócrata
como un poeta inglés de la Romantic Revolt,
pensando en los abetos de tu país al alba,
sonriendo tristemente por no llorar tu ausencia,
cercando con mis dientes tu nombre -Kerstin, Kerstin-
mis ojos como dos nostálgicas panteras
esperaban tus ojos entre los matorrales.


Antonio Colinas




Meus olhos, duas panteras saudosas.
Aquela luz como era, que adoçava meus dias?
Acre luz esmeralda do Nilo e do Ganges,
a luz das maçãs salpicadas de chuva.
A luz das portas de puxadores doirados,
a luz das pálpebras das águias mortas.
Eu esperava teus olhos com olheiras violáceas
enquanto as fontes silenciavam e no céu
mastins de azeviche farejavam as nuvens.
(O céu, que festim, que grande fruto apodrecido)
Escutando a chuva a parar no telhado
de zinco, o cabelo molhado, a cheirar ainda
aos pinheiros do Bois de Boulogne
- as mãos esfoladas de remar na lagoa -
esperando no portal ensombrado do museu,
com os pés na alcatifa cheia de vinho e de faunos,
parado entre as colunas, pálido, distraído
com o gás doentio daquele primeiro candeeiro
e das carruagens, fúnebre e aristocrata
como um poeta inglês da Romantic Revolt,
pensando nos abetos da tua pátria ao amanhecer,
sorrindo triste por não chorar tua ausência,
mordendo com os dentes teu nome – Kerstin, Kerstin -
meus olhos, duas panteras saudosas,
esperavam teus olhos no meio do mato.


(Trad. A.M.)

.