21.9.17

Mario Benedetti (Angelus)





ANGELUS



Quién me iba a decir que el destino era esto.

Ver la lluvia a través de letras invertidas,
un paredón con manchas que parecen pronombres,
el techo de los ómnibus brillantes como peces
y esa melancolía que impregna las bocinas.

Aquí no hay cielo,
aquí no hay horizonte.

Hay una mesa grande para todos los brazos
y una silla que gira cuando quiero escaparme.
Otro día se acaba y el destino era eso.

Es raro que uno tenga tiempo de verse triste:
siempre suena una orden, un teléfono, un timbre,
y, claro, está prohibido llorar sobre los libros
porque no queda bien que la tinta se corra.


Mario Benedetti





Quem me diria que o destino era isto.

Ver a chuva através de letras invertidas,
um paredão com manchas que parecem pronomes,
o tecto dos ónibus brilhantes como peixes
e essa melancolia que impregna os apitos.

Aqui não há céu,
não há horizonte.

Há uma mesa grande para todos os braços
e uma cadeira que gira quando eu me quero escapar.
Mais um dia se acaba e o destino era isto.

É raro ter-se tempo para estar triste,
há sempre uma ordem, um telefone, uma campainha,
e, claro, é proibido chorar sobre os livros,
porque não fica bem a tinta escorrer.


(Trad. A.M.)

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